martes, 19 de enero de 2010

MoDeRnIzAcIóN EcOnóMiCa Y cIeNtÍfIcA y CrEaCiÓn De Un NuEvO SiStEmA eDuCaTiVo. JaPóN eN lA éPoCa De MEIJI. 1868-1912.



La evolución de la educación desde la época feudal hasta los tiempos modernos...

De todos los textos que nos han tocado leer, es bueno decir que este es el que más me ha llamado la atención, mejor dicho, me sorprendió que los finales (relativamente “felices”) que nos han tocado relatar, en esta ocasión no se hayan suscitado del todo; esto porque hemos venido estudiando cómo la educación ha ido evolucionando mediante políticas emancipadoras que tarde o temprano se convierten en realidad para las sociedades, si bien algunas no se cristalizan de manera total ni eficiente, pero por lo menos vemos cómo se van implementando y cambiando la situación determinada. Me refiero con lo anterior, al caso de Francia y Estados Unidos, pero la diferencia (en cuanto a resultados de reformas educativas) la hace Japón, en la actualidad uno de los principales países industrializados del mundo, y del cual hablaré a continuación, específicamente de la modernización económica-científica que sufrió, así como de la creación de su sistema educativo en la época del imperialismo de Meiji (1868-1912).



Antes de que la modernización llegara a convertirse en una realidad para este país, en la sociedad existían un sin número de escuelas feudales (1604-1868), precisamente porque el modo de producción y gobierno presente era el feudalismo, sólo que tenían las característica de que, como en el posclásico mesoamericano con la sociedad mexica (calmécac y telpochcalli), eran dos los tipos de educación que se le proporcionaba a la sociedad, una primera dedicada a los samuráis (especie de clase noble, gobernante y/o guerrera) y otra para los plebeyos (clase baja, como lo fueron los macehualtin mexicas). Las instituciones existentes que se encargaban de proporcionar esta instrucción se dividieron en cuatro clases:

a) Las escuelas de los clanes: estaba destinada para la élite de los jóvenes samuráis de cada clan feudal, atendidos por el maestro o erudito que practicaba las ideas filosóficas de Confucio, el cual a la vez también fungía como consejero del feudo y administrador de clan. Lo que se enseñaba en estas escuelas era principalmente la moral confuciana, las artes marciales, la historia japonesa y china, caligrafía, composición y etiqueta. El objetivo de esta instrucción era el de formar a los futuros gobernantes de Japón, a los futuros líderes con el carácter necesario para enfrentar tal puesto.



b) Las escuelas locales: Estas instituciones siguieron la dinámica de las anteriores (el mismo currículum), de hecho muchas de ellas se convirtieron en una especie de extensiones de las primeras, fundadas por los señores feudales para que pudieran atender a los hijos de los samuráis que vivieran más alejados del clan feudal. Representaban también, un medio de control ideológico, aseguraba la obediencia de los habitantes de cada villa. Cuando los hijos de los plebeyos ricos representaron una fuente de demanda educativa, el gobierno Tokugawa optó porque éstos asistieran a la misma escuela que los hijos de los samuráis, lo hicieron precisamente en estos establecimientos locales.



c) Las academias privadas: Como su nombre lo dice, este tipo de escuelas eran atendidas por un intelectual que instruía de manera independiente a sus discípulos, esto de acuerdo a sus propias filosofías o teorías científicas. Podían ser en el cualquiera de los niveles: desde escuelas elementales hasta instituciones superiores. Aquí asistían los hijos de los samuráis, así como los de los plebeyos nobles.



d) Las escuelas de escritura: Fueron las instituciones que por excelencia, se ocuparon de atender a los hijos de los numerosos comerciantes que lograron prosperar en su situación económica y que exigieron una educación elemental para sus hijos, por eso, éstas se dedicaron a instruir a los niños en la cultura confuciana y además, aseguraban el que los hijos aprendieran el oficio de sus padres gracias a la formación vocacional práctica que se les asignaba. Después de todo, hubo comerciantes que no sólo enviaban a sus hijos sino también a sus hijas a este tipo de escuelas.



Bueno, pero todas estas escuelas tenían una misión principal, que siempre fue la de inculcar la moral de Confucio a los habitantes del Japón, con el afán de que siguieran creyendo que su obligación era la de obedecer a los gobernantes, a sus señores feudales. Pero así como tuvo sus muchos defectos porque se convirtió en una educación más que dogmática y tradicionalista, también se puede considerar como la base o trampolín para poder lograr la futura modernidad; paradójicamente, en Japón se desarrollaban especialistas en educación con ideas modernas; además, la mayor parte de la población estaba alfabetizada por lo que no sería difícil lograr el primer objetivo.



Tal vez una de las piezas fundamentales para comprender el inicio de esta era moderna y el intento por instaurar un sistema educativo, sea el interés que los japoneses tuvieron por las ideas educativas del occidente del mundo, supieron darse cuenta de que sólo conociendo otras propuestas podrían consolidar lo que necesitaban; así fue como en la época de Meiji se supo que sólo a través de cambiar la educación a un sistema nuevo universal se podía aspirar a modernizar el Estado japonés, y por lo tanto, el modo feudal de producción debía quedar a un lado. De esta forma, se dio una especie de situación dialéctica, donde las ideas y aspiraciones originales del oriente se combinaron con las que fueron retomadas del otro lado del mundo, para que al final se pudiera implantar el nuevo estado y sistema educativo. Esta transformación se dio a través de tres fases principales: primero la adopción de las nuevas ideas pedagógicas e instituciones, luego la adaptación a esas posturas y por último, la sustitución de todas esas teorías y prácticas originales para hacer emerger una nueva versión combinada pero original.



Lo primero que se necesitaba entonces era el cambio de la sociedad feudal, la cual se dio de manera relativamente fácil, aunque existieron combates, pero no se cobraron demasiadas vidas como suele suceder en una transformación de tal magnitud, el resultado de esta lucha fue la declaración, en 1868, de la Carta Juramento de los Cinco Artículos, la cual estipulaba los principios sobre los cuales se basaría el nuevo gobierno imperial japonés: básicamente lo que nos interesa es el hecho de que resaltaba la importancia de la instauración de un sistema educativo como un compromiso a cumplir, para ello, dejaban en claro que deberían de conocer las propuestas que se habían gestado en otras partes del mundo respecto a este tema para fortalecer así, su nueva política.
A partir de este momento se dieron a la tarea de realizar intercambios educativos con las universidades e instituciones educativas de los Estados Unidos, con el objetivo de conocer sus formas de enseñanzas y tecnologías, así como recibir los consejos necesarios de los instructores que llegaron a Japón. Las escuelas norteamericanas se convirtieron en el modelo educativo perfecto para los orientales, para lograr la modernización de su sistema educativo, importaron las ideas que ellos manejaron respecto a la educación. La instrucción del Japón hasta antes de esta etapa había consistido en lograr la moral y dignificación humana, pero lo que ahora planteaba el mayor precursor de la modernización educativa, Yukichi Fukuzawa era que ésta se convirtiera en utilitaria (idea retomada de EE.UU.), es decir, significativa para la sociedad entera y por supuesto para los individuos.



Los maestros y especialistas occidentales y dentro de ellos Fukuzawa, se dieron a la tarea de crear planes para el nuevo sistema a través de la Comisión de Educación de 1868; sobresalió en este tiempo, la creación de la Universidad Imperial de Tokio. Lo que el gobierno imperial quería con todas estos cambios era entre otras cosas, para conservar la unidad nacional siempre conservando la lealtad hacia el emperador, y como ya lo he venido diciendo, preparar el camino para la modernidad. Por otro lado, en 1872 se creó el Código Educativo para crear un sistema educativo moderno a escala nacional coherente las ideas de Francia. Derivado de esto, Japón se dividió en 8 distritos universitarios (cada uno con una universidad), y se crearon múltiples escuelas elementales. Se estableció en este Código también, la educación obligatoria de 8 años, esto para todos los niños y niñas entre 6 y 14 años, promoviéndose el principio de igualdad educativa.



El sistema educativo se iba conformando, la estructura que adquirió consistió en tres niveles de educación: elemental, secundario y superior, la formación académica se aseguraba para los samuráis y la técnica para los plebeyos, aunque cualquier alumno podía asistir a cualquier escuela siempre y cuando sus habilidades fueran las aptas. Las escuelas se fueron multiplicando durante esta etapa pero lo negativo se encuentra en la poca preparación que tenían los maestros para atender a los niños con esta modernidad implantada, cosa que sucedió también en Francia, ya que si recordamos, desplazando a los maestros religiosos por los laicos, éstos últimos mostraron su ineptitud en su desempeño áulico.



Los intercambios y misiones educativas continuaron en 1872 con el viaje que comando Tomomi Iwakura a los Estados Unidos para observar el desempeño de las escuelas de occidente, se escribieron muchos textos con el resultado de las anotaciones hechas, así como de los consejos que ofrecieron los instructores extranjeros, más tarde se utilizarían como guías de capacitación para los maestros japoneses. Después de este viaje, las propias construcciones de escuelas en Japón siguieron el prototipo de las estadounidenses.



Al estar influidos por los principios educativos de los Estados Unidos, automáticamente los japoneses se enfrentaron a las propuestas de Pestalozzi, que sostenía que se debe de respetar el desarrollo natural del niño en lugar de imponerle dichas formas, habló también del método objetivo que rechazaba los tradicionales. De aceptarse como válido estos principios, ya no habría espacio para la forma en que los orientales veían al niño, como un recipiente al que había que llenar de conocimientos; precisamente el primero que introdujo en este país la metodología de Pestalozzi fue Marion M. Scott, fue así como dentro de poco, las ideas de este pensador se fueron convirtiendo en un referente para organizar y mejorar la educación elemental. Con lo que tal vez no se contaba era con que la población rural se opondría a tales transformaciones, pensaban que al hacer uso de las ideas Pestalozzi se estaba atentando contra los valores familiares tradicionales, la propia escuela no fue aceptada por estos habitantes y la pobreza que se vivía les dio más motivos para poder rechazar una educación que no era gratuita. Para acabar con este problema se pensó en la descentralización (que una junta escolar en cada pueblo se hiciera cargo de su escuela), pero viendo los malos resultados y consecuencias de ello, se descartó por completo.



Debido a estos problemas, la política educativa moderna se vio en riesgo, los principales precursores de ésta fueron atacados por los conservadores y representantes del confucionismo, la situación se fue deteriorando, algunos se fueron de Japón, otros renunciaron cuando vieron que ya era difícil seguir con sus ideales, y así fue como terminó el primer periodo de la reforma liberal y de la influencia de Estados Unidos sobre la educación japonesa. Se adoptaron primero y luego se adaptaron las ideas externas a la propia realidad japonesa, no se consolidó como tal, pero se había comenzado con una tarea, la influencia y la huella que habían dejado los estadounidenses era evidente aunque ahora se tratara de volver al inicio, a la moral confuciana.



Así fue entonces como comenzó otra etapa, en la que Motoda se encargó de devolver al pueblo la moral de Confucio, autorizó sus propios textos y los distribuyó en las escuelas, dejando a un lado las ideas de Pestalozzi, querían lograr la modernidad para su país, pero sin perder el control sobre la población; las ordenanzas de Motoda y Mori fueron las que colocaron a la moral como parte medular de la enseñanza y plan de estudios, se introdujo la instrucción militar, el segundo de ellos, organizó al sistema educativo moderno en: universidades, escuelas elementales (de 8 años de duración, cuatro de ellos eran obligatorios), escuelas intermedias (con un ciclo de 5 y otro de 2 años) y escuelas normales, todo un sistema completo. Las escuelas tenían la misión de: conservar la lealtad al Estado-emperador, mejorar la capacidad productiva y ofrecer la instrucción militar. Se enseñaría la moral nacional por encima de la individual o personal.



A las escuelas normales se les encomendó preparar a maestros con la misión de educar a los niños con el sentimiento nacionalista, estaban subsidiadas por el Estado. Desgraciadamente, la versión japonesa del sistema educativo de los Estados Unidos se convirtió en un arma para el logro de las intenciones dominadoras del Estado, era una educación autoritaria, eran fuertemente controladas por este organismo y para nada se considera como utilitaria, sino fuertemente moral y nacional. La escuela elemental estaba asegurada para todos los niños sin distinción, pero la secundaria sólo podía ser para los grupos más acomodados, la élite superior de la sociedad, futuros gobernantes. Estos nuevos instructores no veían ningún beneficio al utilizar la filosofía de Pestalozzi, por eso utilizaron la de Herbart, en la cual la misión reconocida para la educación era la de enseñar moral conservando la herencia cultural; al hacer uso de ella, no era necesario cambiar nada ni despojar a nadie del poder, por eso todos la aceptaron. El maestro, por su parte, tenía todo el poder sobre los alumnos.



Para culminar con esta etapa que sufrió Japón, se dio a conocer el Decreto Imperial sobre Educación en 1890, el documento más importantes de la historia moderna de Japón. Dentro de este texto se ponía de manifiesto que la base de toda la educación era la doctrina de la veneración al emperador, sustentada con la filosofía confuciana del deber de obediencia a los superiores. Este decreto se volvió el credo de todos los estudiantes, fue aprendido y recitado por todos, los maestros fueron el instrumento perfecto para seguir dogmatizando las mentes de los alumnos conforme a este pensamiento, coartando sin duda, la libertad de pensamiento, enseñanza e investigación de todos: maestros, alumnos y pueblo entero.

Actualmente, a pesar de no ser obligatoria, el 90% de la población asiste a la educación secundaria en Japón, más de 2,5 millones de estudiantes continúan estudiando en universidades y colegios, lo que nos habla de un sistema educativo que ha perdurado a través de los años y que a simple vista no pareciera tener mucho problema, lo que sí es cierto es que como ya se ha dicho, al menos a mi parecer, el resultado de esta modernización educativa no es para nada el mejor.

domingo, 17 de enero de 2010

LA EDUCACIÓN PRIMARIA EN FRANCIA EN LA DÉCADA DE 1880. LA ORGANIZACIÓN DE UN SISTEMA NACIONAL COMO SERVICIO PÚBLICO, LAICO, OBLIGATORIO Y GRATUITO.

De las leyes fundamentales a la guerra...
"... que la mujer pertenezca a la ciencia o que pertenezca a la iglesia"
Las concepciones y las prácticas pedagógicas...


En este texto, tal vez la primera información interesante que se presenta es la forma en que la instrucción jugó un papel medular para la transformación de la sociedad francesa en este periodo de tiempo. Dicho lugar tan significativo que se le concede a la educación para el progreso y bienestar de toda una sociedad no es nada nuevo, de hecho en lecturas anteriores he podido rescatar dicha idea, pero para este caso, esta convicción educativa cobra mayor relevancia porque fue el motor que impulsó la obtención de principios tan fundamentales de la educación: pública, gratuita, obligatoria y laica. La educación como solución, como un medio sigue vigente.

Definitivamente dentro de los logros que se reflejaron al final de una larga contienda, el bando de los republicanos tuvo un desempeño insustituible; con la actividad de uno de sus representantes principales como lo fue Jules Ferry, lograron cristalizar las siguientes leyes, cuya historia es verdaderamente incansable y que repasaremos en este texto:
1. Marzo de 1880, ley dirigida a reformar la enseñanza superior.
2. Reformas curriculares de 1880, para la enseñanza secundaria.
3. Ley de agosto de 1879, para la enseñanza primaria (fundación de escuelas normales).
4. Las leyes de 1878 y 1883, para la construcción de casas-escuela.
5. Ley que estableció la gratuidad de la educación: 16 de junio de 1881.
6. Ley de la obligatoriedad de la educación (deber de los padres de mandar a sus hijos entre 7 y 13 años y del Estado de proporcionarla), 28 de marzo de 1882.
7. La educación laica: ley del año 1882 (para los programas y locales), ley de 1886 (para el personal).

Comenzaré el repaso de la lucha ideológica que se dio en el seno de la cámara de diputados y el senado del Estado francés, primero para poder lograr que la educación se convirtiera en un servicio público, lo que llevó implícito su gratuidad y obligatoriedad; en este tema los republicanos tuvieron una importancia innegable, ya que gracias a sus ideas y argumentos tan sólidos, pudieron resultar convincentes consiguiendo sus propósitos sobre todo porque como ya lo he comentado, la aspiración social unánime era la educación del pueblo; lo que más se rescata de esos fundamentos tienen que ver con la igualdad entre todos y cada uno de los niños, con el derecho a la educación que por ende, a ninguno podía negársele, así como el deber recíproco del Estado de brindar dicha instrucción.

Como siempre suele suceder, los obstáculos no se hicieron esperar, y en este caso la misión de estropear estos ideales estuvo a cargo de los conservadores, quienes mantuvieron la idea de que el Estado no tenía ninguna obligación de proporcionar educación a la sociedad, que más bien ésta era una obra de caridad o altruismo, para ellos, no se trataba de un deber legal sino moral de los padres de proporcionar a sus hijos los conocimientos que les servirían para enfrentar la vida en sociedad.

Logradas la gratuidad, la obligatoriedad y la visualización de la instrucción como servicio público, mediante las leyes correspondientes, lo que sería toda una odisea es concretar una educación laica, ya que no sólo los republicanos tendrían a los conservadores como enemigos, sino a la iglesia y a la propia población creyente. Ferry siempre trató de ser cauteloso en cuanto a las decisiones tomadas, ya que lo que le interesaba en primera instancia es lo que él mismo llamó como secularización de la instrucción pública, exterminar la intromisión de la iglesia en la educación, en miras de lograr el Estado laico ideal, en el cual esta poderosa institución dejara de influir en ámbitos como el social, cultural y por supuesto el político.

A pesar de declaraciones tan certeras como: `no hay moral sin religión´, los republicanos no cesaron en su intento por expulsar al clero del ámbito educativo, y más bien sostuvieron que había llegado el momento de formar una nueva moral, que sería autónoma de la dogmática impuesta por este grupo clerical. Una y mil veces, en miras de no perder la unidad social, Ferry declaró que su lucha no era antirreligiosa sino anticlerical, y por lo tanto, decía que la iglesia no tenía de qué preocuparse, ya que solamente dejaría ir la educación que impartía a la sociedad dentro de las escuelas, pero no se estaba aboliendo la libertad de cada ciudadano de creer y profesar el catolicismo. Aunque al final, para poder lograr los objetivos fijados, tuvo que mediar entre sus ideas relativamente prudentes y la de los republicanos radicales que pretendían acabar totalmente con la religión.

Después de ponerse en práctica la ley de la instrucción laica enunciada al principio, los problemas principales que se suscitaron fueron:
*En cuanto a la aplicación legal que se hizo a los programas, existió una polémica respecto al contenido de los manuales de instrucción cívica; por su parte el clero afirmaba que debían de retirarse ya que atacaba descaradamente a la religión, pero lo que en realidad se ponía de manifiesto es la libertad de conciencia y de culto que toda persona posee. Lo que se optó por hacer para calmar las críticas, fue la publicación de una orden hacia los maestros en los que se les recomendaba que fueran más prudentes al abordar temas religiosos en las aulas.

*La decisión de que religiosos impartieran el catecismo dentro o fuera de las instalaciones escolares fue otro fallo que tuvo que mediar Ferry principalmente, mediante exhaustivas discusiones; lo que en definitiva se dispuso hacer es que estas “clases” se dieran fuera de la escuela, a excepción de que la iglesia y la institución educativa estuvieran demasiada alejadas.

*En lo que a la aplicación de la laicidad en los locales se refiere, uno de los problemas sobresalientes es el tema de los emblemas religiosos, los cuales no debían de colocarse más en los nuevos edificios creados, pero en los ya existentes, no se atentaría contra la voluntad de la población de mantenerlos o retirarlos.

*Al personal de la escuela, la laicidad llegó de manera certera, ya que se despidió a todos para reemplazarlos por maestros laicos. Precisamente la reforma de secularización de la instrucción pública terminó en 1889 cuando en ninguna de las escuelas existentes tuvo cabida un maestro religioso. Después de grandes esfuerzos y debates, la laicidad avanzó en algunas regiones, lenta pero segura, mientras que en otras de manera mucho más rápida y sin trabas.

En otro orden de ideas, un segundo artículo que nos encontramos en esta misma lectura, hace referencia a un tema tan vigente hasta nuestros días, el de la importancia irremplazable que posee la mujer dentro de la sociedad; Ferry es quien una vez más abandera la lucha ideológica por lograr una igualdad educativa completa, es decir, el derecho a la educación que debía respetarse no sólo en hombres sino también en las mujeres.


Entre otras cosas, este republicano destaca que el principal obstáculo para el cometido que estaba proponiendo era el “orgullo masculino” o de macho que todos los hombres, sin excepción, tenían (y siguen teniendo); sin duda fue muy astuto al darse cuenta de que un arma poderosa con la que la iglesia contaba era el tener al grupo femenino de su parte, con ellas, el clero aseguraba a todas las familias completas a su servicio, siéndole fieles. Debido a esta influencia decisiva de las mujeres sobre toda la sociedad, era urgente arrebatárselas a la iglesia, por ello en su discurso plantea a los asistentes: “…que la mujer pertenezca a la ciencia o que pertenezca a la iglesia”, sabiendo que si elegían la primera opción, sería mucho más fácil relegar a la iglesia de las altas esferas del poder.

Así mismo, después de lograr todos estos principios educativos, es muy importante revisar ahora, las concepciones pedagógicas que se enarbolaron en este tiempo, así como la aplicación de dichos pensamientos en la práctica. La ambición de los programas elaborados fue lo que trajo ciertas consecuencias para la impartición de las clases, ya que la pretensión fue que los niños aprendieran todo el “saber práctico” posible, pero con ello se sobrevaloró el papel de la escuela, su misión utilitaria en la vida de los alumnos, así como al mismo tiempo su visión educativa no pudieron lograrse totalmente. A los maestros no les quedó más opción que reproducir los manuales, seguir a manera de receta lo que los programas establecían, sin ningún tipo de iniciativa ni mucho menos libertad para diversificar sus prácticas pedagógicas.
Los métodos que se establecieron en ese tiempo fueron, el INTUITIVO, en el cual los niños utilizaban todos los sentidos para explorar las cosas y a partir de ello se deducían y descubrían las reglas y principios; también estaba el método ACTIVO del alumno, en el que como su nombre lo dice, los niños se convertirían en el centro de todo el proceso y no el maestro. Pero ahora en la práctica los resultados de estas concepciones no son nada alentadoras, ya que los maestros no aplicaron estos métodos, ni las ideas pedagógicas que se presentaron, al contrario, convirtieron su intervención en una educación tradicionalista, mecánica, repetitiva.

Por una parte, en el terreno de la teoría se profesaba que el niño era una persona que poseía un cúmulo de saberes mucho antes de ingresar a la escuela (como hoy en día sabemos de los conocimientos previos de los alumnos), por lo que, lo que le correspondía al maestro era pulir o despertar dichas habilidades innatas del alumno, por eso se le llamó como la filosofía de la confianza, esa convicción de que los niños tenían ciertas competencias y conocimientos. También en teoría, se encargó a ciertas instituciones, la tarea de hacer surgir una pedagogía innovadora.

Pero en la práctica, lo que sucedió fue que a pesar de que nuevas ideologías nacieran, entre los maestros persistía la pedagogía antigua a la que ya estaban más que acostumbrados; decían que estaban confiados en las capacidades del alumno, hacían sobresalir su papel tan importante, pero se contradecían al verlo en realidad y formarlo para un futuro adulto, y no contemplar al niño presente en el aula. Ponían en práctica pues, la pedagogía de la desconfianza en sus propios alumnos, la repetición y memorización reinaban en la enseñanza, aunado a todo esto, los maestros no tenían el conocimiento necesario del desarrollo infantil, por lo que lo único que les quedaba era el adiestramiento de los pequeños.
Gracias a todo lo último que he expuesto, se puede decir que la evolución de la educación pública, laica, obligatoria y gratuita fue lenta, fue limitada cuando se llevó a la realidad (mediante maestros poco actualizados y preparados en la nueva pedagogía) imperante en las aulas, siguió preocupada por formar a adultos para el futuro, no a niños que necesitaban ansiosamente una educación de calidad para sortear los desafíos de la sociedad, la nueva sociedad que se asomó con la resolución de la política educativa.
Definitivamente, no podemos negar que los temas aquí abordados son tan cercanos a nosotros, especialmente me refiero a los principios de la educación que se lograron conseguir con estas leyes, así como a la actuación de los maestros dentro de las aulas.
Respecto al primero de ellos, pues si analizamos la situación de nuestros país en el terreno de la cruda realidad las cosas no son favorecedoras, ya que la obligatoriedad pierde todo su sentido cuando sabemos de los casos de miles de niños cuyos padres ni siquiera enterados están de que tienen la obligación de mandar a sus hijos a la escuela y por su parte, para el Estado, simplemente esos niños y comunidades enteras marginadas, no son parte de México, son borrados del mapa y de la memoria colectiva (incluso).
La gratuidad de convierte en un mal chiste, ya que si analizamos esa palabra con todas sus letras, no debemos atrevernos a decir que el mandar a los hijos a la escuela no representa un gasto, comenzando por la cuota de inscripción. Y qué decir de la laicidad, si ésta es la más controversial, por los mismos maestros que se dejan llevar por sus propias doctrinas religiosas a las que son afines, así como por las mismas injerencias que la oglesia obstinadamente mantiene sobre todos los temas de la esfera social y obviamente educativa.
La preparación de los maestros y la pedagogía tradicional que hasta la actualidad utilizan, son el lastre más grande para la eduación de calidad, entre otros factores que influyen en ella; la poca capacidad que manifiestan frente a los programas establecidos por la SEP, la nula habilidad para diversificar sus métodos y formas de enseñanza, optando por la mera reproducción de los manuales, por la repetición y la memorización al abordar los temas, son obstáculos que hacen imposible un cambio en los resultados educativos.

domingo, 8 de noviembre de 2009

La EdUcAcIóN cOmO uN mEdIo


EL SISTEMA ESCOLAR PÚBLICO DE LOS ESTADOS UNIDOS (SIGLO XIX).


Antes de comenzar propiamente con el desarrollo del tema, considero necesario hacer explícita la delimitación de éste, puesto que en este nuevo texto, me remitiré a hablar del contexto, los rasgos o características, el modelo y la estructura general de la escuela-educación que se gestó durante el siglo XIX en los Estados Unidos. Así pues, se hace necesario mencionar todos los aspectos que ello conlleva con el objetivo de lograr un mejor abordaje del tema.


Para entrar en materia es necesario dejar en claro el punto de partida, es decir, hay que aclarar que hasta antes de que una serie de factores se hicieran presentes e influyeran decisivamente en las reformas educativas posteriores, en Estados Unidos existían escasas escuelas elementales (o rudimentarias) esparcidas sobre todo por las comunidades, por lo que la educación era eminentemente rural todavía a inicios del siglo XIX.

El denominado “control comunitario” es el que regía la vida de las escuelas y maestros, se trataba de planteles de una solo aula, cuyos alumnos no estaban organizados por grados y sus edades eran muy heterogéneas, además se utilizaba en ellas el sistema de monitores; esa aula era el centro de la vida de la gente, un espacio político, social, económico, religioso y todo lo que la comunidad requiriera, en términos más concretos se dice que la escuela era de y para la comunidad, los habitantes eran los que decidían todo con respecto a ella (ubicación, maestra, tipo de instrucción). Además, no era obligatoria, sino de asistencia voluntaria y ocasional (definida la asistencia según las ocupaciones y hábitos de la vida comunitaria), el currículum como ya se ha bosquejado, era “libresco” no formal y lo definían en su mayor parte los habitantes, ni siquiera el maestro quien se encontraba subordinado a éstos en situación muy insegura y desventajosa, y peor aún, sin un tipo especial de preparación ni estudios para tal comisión.

Así pues, llegó el momento en el que todo estalló y los iniciadores de una nueva escuela tenían como estandarte la firme convicción de que una instrucción controlada por la gente ignorante del campo (que no sabía distinguir entre lo bueno y lo malo para sí mismos) no podía aspirar a formar hombres preparados para enfrentar la demandante vida económica y así mejorar sus condiciones de vida. Era necesaria una profesionalización docente, una formalización del currículo y de los métodos de enseñanza, así como el establecimiento de una supervisión escolar.

De esta forma es como para la segunda mitad y finales del siglo XIX, en Estados Unidos emergieron los llamados SISTEMAS EDUCATIVOS PÚBLICOS:
-Obligatorios.
-Gratuitos.
-Eficazmente articulados.
-Organizados en grados según las edades de los estudiantes.
-Conformados por grupos de instituciones formales, sistemáticamente estructuradas.
-Administrados por expertos de tiempo completo.
-Atendidos por personal calificado.
-Cuyo papel era: Ser el agente socializador, promotor del desarrollo económico y el orden social.

Pero para que dichos rasgos le fueran atribuidos y mejor aún, para que éstos fueran considerados como verdaderos sistemas educativos, el camino recorrido no fue nada fácil, ya que estuvo permeado por toda clase de factores: sociales, culturales, políticos y económicos que a continuación repasaremos. Primero que nada, se puede decir que el obstáculo original fue la ausencia de una idea clara de lo que significaría una educación pública, ya que si bien dicha acción llegó a ser apoyada por el Estado desde siglos atrás, el tiempo de definir las responsabilidades y atribuciones del gobierno para con la educación del pueblo no era tema de discusión. Ya para los albores del siglo XIX, fueron cinco los sucesos que se confabularon para hacer tangible la necesidad de una educación renovada en sus principios básicos.


El primero de ellos es la política democrática, que consistió esencialmente en el derecho al voto que obtuvieron los hombres de raza blanca del país (el cual más tarde los llevaría a vislumbrar la posibilidad de obtener respuesta a sus demandas sociales), así como la nueva organización de la vida política mediante la incipiente formación de partidos políticos y la dinámica participación de aspirantes y ciudadanos. Después de este fenómeno, tenemos a la urbanización, la industrialización y la formación de una clase trabajadora, todos que inevitablemente vinieron a cambiar de manera radical la estructura y las prioridades de la sociedad (una de ellas sería la educación).


Como tercer lugar se encuentra el nuevo papel que adquirió el Estado (después de la mitad del siglo) en cuanto a los programas de bienestar social se refiere, aunque en un principio sólo se despertó el interés por parte de grupos de asistencia particular (filantrópicos), tiempo después, ellos mismos fueron quienes reclamaron al Estado el que se hiciera cargo de asegurar el bienestar social, disminuyendo la pobreza, la inseguridad, el hambre, la enfermedad y la criminalidad. Precisamente una propuesta que se considera como antecedente de los sistemas educativos públicos instaurados al final, se desarrolló en torno a este tema, puesto que la llamada burocracia incipiente fue la que sostuvo como propuesta que la educación formaba parte de este bienestar social que el gobierno debía asegurar a todos los ciudadanos, especificando que el financiamiento para ella, vendría directamente de los impuestos recaudados, así como también, contemplaron en la idea de que la instrucción estuviera controlada por expertos. No hay que olvidar que es a partir de este debate sostenido como surgió el Estado institucional como lo conocemos hoy en día.


Siguiendo con los acontecimientos que se dieron paso a la nueva organización de la educación en los Estados Unidos, tenemos ahora la invención de instituciones como soluciones a los problemas sociales y la redefinición de la familia que estuvieron íntimamente relacionadas. La idea central de los defensores de la primera propuesta afirmaba que las instituciones se convertirían en familias sustitutas para los beneficiarios (entre ellos los alumnos), ya que harían todo lo posible porque éstas recrearan las condiciones de toda unidad familiar, al rehabilitar y educar, pero llevar a cabo tal propuesta de manera literal fue prácticamente imposible, ya que no se podría nunca sustituir a la familia; lo que sí hubo fueron cambios en la estructura y las relaciones familiares, el más importante se dio por la separación del hogar con el lugar de trabajo.


Pues bien, ya repasados estos cinco hechos con los que la redefinición de la educación fue surgiendo como una necesidad, puesto que los cambios socioeconómicos que se dieron en pleno siglo XIX así lo exigieron, es imposible dejar de mencionar un hecho que también le dio una caracterización diferente al sistema educativo público que se avecinaba cada vez más, me refiero a la feminización de la educación, puesto que la mujer adquirió un papel crucial dentro de la familia, la sociedad y por ende, del ámbito educativo; de manera concreta este hecho consistió en el control que ejercieron las mujeres de la educación, desplazando con esto a los hombres, todo ello motivado por la fuerte convicción de que ellas son las “guardianas morales y salvadoras espirituales” de la sociedad. Podemos darnos cuenta entonces de cómo el factor cultural es lo que también influyó decisivamente en la conformación de la instrucción en Estados Unidos; de manera paralela a esta hecho, se experimentó un crecimiento en la demanda de educación (debido a la ascendente inmigración y población), incluso llegó a superar a la oferta, por lo que se tuvo que hacer más accesible el ingreso a la escuela y se alargó el año escolar, pero algo curioso es que la feminización educativa llegó a convertirse en la solución perfecta y aliciente para las autoridades educativas quienes no resintieron como se esperaría, la inversión hecha para mejorar la oferta, puesto que el salario percibido por las mujeres representaba sólo la mitad del que otorgaron en su momento, a los hombres.


En otro momento comenté la influencia decisiva que tiene la estructura económica dentro de los fines, muchas veces subyacentes, de la educación que se ofrece a la sociedad, y el caso de Estados Unidos no fue la excepción, puesto que el modelo económico emergente en ese tiempo fue el capitalismo, en el cual la fuerza de trabajo es la principal mercancía, y fue precisamente esta característica la que llevó a la creación de instituciones nuevas, entre ellas las educativas, por eso es que se afirma que la educación pública nació junto con una clase trabajadora al servicio de los capitalistas. Estos nuevos centros tuvieron como misión central la formación de una conciencia y hábitos coherentes con el modelo económico mencionado (fomentaron la tendencia al orden, la racionalidad, la disciplina y especialización en el trabajo.), y sobre todo, sirvieron como trampolín para la obtención de la fuerza de trabajo necesaria para consolidar al capitalismo.


Como ya lo adelantaba en un principio, el factor político que representó el derecho al voto universal otorgado a los blancos estadounidenses dio paso a que estos pudieran hacer valer sus derechos y formular exigencias hacia el gobierno, la que nos interesa es perfectamente clara y consistió en la petición de una “instrucción común y masiva bajo auspicio público”, es interesante darnos cuenta de cómo fueron los mismos ciudadanos, los trabajadores, los que se dieron cuenta de las atribuciones que le debían concernir al Estado, como encargado de asegurar una educación común a todos la sociedad pero siempre claramente delimitada. Dentro de este mismo contexto, tenemos otra característica más de los sistemas educativos, que en su momento resaltó, me refiero al papel que le fue asignado a las escuelas como promotoras de la democracia, como mediadoras entre ésta y la inequidad que se vivía, y lo logró mediante el llamado “sistema de instrucción para todos” a través del cual el gobierno se comprometió a educar a todos los niños en el nivel primaria, convirtiéndose ésta, en la política pública más sobresaliente de los inicios del siglo XIX.


Uno de los mecanismos que utilizaba la escuela en las ciudades desde sus inicios, fue el sistema de monitores, ampliamente conocido y que muchas escuelas hoy en día (sobre todo las multigrado) ponen en práctica, este aspecto fue cuestionado en los años 30´s y 40´s, ya que asociaba a las escuelas públicas con términos como pobreza y austeridad; pero no sólo estos rasgos educativos fueron puestos en tela de juicio para ser reformados, sino que también pasó lo mismo con las iniciativas de centralizar la educación al cederle el poder a juntas estatales de educación y de preparar a los maestros en escuelas normales estatales. En definitiva, durante este tiempo se comenzaron a realizar los primeros intentos por delimitar los fines de la educación dentro de la sociedad, al afirmar que ésta atacaba problemas como:
-El crimen urbano y la pobreza.
-La heterogeneidad cultural.
-La necesidad de entrenar y disciplinar a una fuerza de trabajo urbana e industrial.
-Las crisis de la juventud en las ciudades del XIX.
-La preocupación paterna por los hijos adolescentes.

Es precisamente este último punto el que dio origen a los propósitos de la educación pública inicial, la historia es altamente curiosa puesto que debido a la inmigración de personas europeas a los E.E.U.U., es que aumentó la población de éste último, así como los índices de crimen y pobreza se fueron por los cielos, este hecho incomodó mucho a la clase acomodada cuyo visión era mantener los principios de la moralidad y el orden social, por lo que las consecuencias que trajo consigo la heterogeneidad cultural (al mezclarse gente con distintas costumbres, creencias, estilos de vida, etc.) fue un obstáculo que se debía eliminar cuanto antes. Así fue como el crimen y la pobreza, mejor dicho, los pobres se convirtieron en una clase aparte, en el lastre de la sociedad.


La solución no podía ser otra más que la instrucción, cuyos objetivos estaban en ese entonces más que claros: convertirse en un entorno alternativo y conjunto superior de modelos adultos, la escuela sería pues, una especie de cárcel, el albergue o refugio barato y formal. En otras palabras entiendo que sería un reformatorio, esa escuela que tanto llegó a criticar Marx por ser “enajenadora de las conciencias” y aunque de alguna forma en este caso pudo tener tintes positivos al intentar acabar con la pobreza e ignorancia, siempre utilizó como medio para su fin, el manejo y manipulación de las mentes y personalidades infantiles-juveniles para modificar la conducta; como anillo al dedo queda pues, que más que escuela era un tipo de policía. Como ya lo decía, las nuevas costumbres de los extranjeros nunca pudieron ser comprendidas por los nacionales, todo lo que era distinto a ellos fue calificado de inmoral o desviado, por lo tanto, era necesario formar a las nuevas generaciones con los estilos de vida “morales” o “correctos” pero esto no podría ser posible si los niños seguían en el mismo ambiente que les proporcionaban sus padres (extranjeros), de esta forma es como las escuelas públicas se convirtieron originalmente en agentes de homogeneización cultural, ya que los infantes fueron aislados de sus hogares para que el objetivo pudiera ser cumplido. En suma, podemos decir que tanto la necesidad de una clase trabajadora disciplinada que sirviera de materia prima para el capitalismo, como la necesidad de acabar con el crimen, la pobreza y lograr la uniformidad cultural fue el motor para el establecimiento de los sistemas de educación; una vez más comprobamos cómo históricamente la educación ha servido como medio para obtener fines que responden a los intereses de la clase o modelo económico-social dominante.

De esta forma es como los promotores de este nuevo sistema de educación pública veían a esta estructura como aquella capaz de servir como modelo para una nueva organización de la sociedad, pretendían transformar con su acción directa e inmediata sobre los niños, los hábitos de pueblos enteros. Pero no todo el camino fue lineal, sino que también hubo críticas sobre todo por parte de las autoridades estatales quienes no estaban de acuerdo con que los comités escolares contrataran a los maestros con criterios vagos y arbitrarios, sino que pretendían que fuera mediante criterios universales. En lo que a estos comités se refiere, hicieron un fuerte llamado de atención a los padres (a quienes tachaban de ignorantes) para que en vez de alentar a los hijos a quedarse en casa, los animaran u obligaran a llegar puntuales y diariamente a la escuela.
Hasta el momento se ha hablado del trayecto que siguió la implantación de la educación a nivel primaria, pero no está de más mencionar cómo es que fue naciendo la necesidad de una educación secundaria. Lo que sucedió es que la llamada crisis de la juventud en el siglo XIX fue aumentando ya que los muchachos de pronto se encontraron sin ocupación alguna y en la total ociosidad, ya que su fuente de su empleó decayó gradualmente y al contrario, la población joven aumentó, lo mismo que la preocupación de los padres por el provenir de sus hijos, más tarde esta fue la motivación más que necesaria para que se estableciera la creación de escuelas secundarias públicas.


Los sistemas de educación pública no surgieron como un tratamiento para las mentes de los alumnos, su prioridad nunca fue el cultivo del pensamiento o la intelectualidad, sino como ya se ha venido comentando, lo que se pretendió fue resolver problemas sociales, económicos y políticos del momento, por lo que se trabajó con las actitudes, las personalidades, el carácter, el comportamiento y hábitos de niños y adolescentes. Las escuelas fueron en definitiva, sistemas sociales, económicos y políticos en miniatura, el modelo perfecto para los Estados Unidos, la solución a todos los problemas de esta índole. Estamos hablando quizá, de los orígenes de la educación como un medio, como aquella que moldea conciencias para obtener un fin común, con principios afines a los que el propio Condorcet llegó a plantear para una educación ideal: democrática, universal, laica, obligatoria, gratuita…

domingo, 27 de septiembre de 2009

"LA ILUSTRACIÓN TUVO CARA DE MUJER"

BUENO, EN ESTA OCASIÓN ME INSPIRÉ UN POCO Y ME ATREVÍ A ESCRIBIR UN POEMA, CONSIDERO QUE VA PERFECTAMENTE CON EL TEMA QUE SE ABORDA EN EL LIBRO "LA ILUSTRACIÓN OLVIDADA": LA POLÉMICA DE LOS SEXOS EN EL SIGLO XVIII, POR EL SÓLO HECHO DE QUE ES EL REFLEJO DE LO QUE FUE Y SIGUE SIENDO UNA MUJER (SOBRE TODO PARA LA GRAN MAYORÍA DE LOS HOMBRES)... ESPERO LES GUSTE.


MUJER

Eres más de lo que tu nombre denuncia
Eres porque así lo quiso y frente a cualquier penuria
Dulzura o aflicción, tormento de muchos y heroína de otros
Poesía o desprecio, el pabilo para cualquiera de nosotros.


¿Ángel o demonio?, sólo la única mortal que regala vida
Furor o recato, la entidad perfecta para colmar la pasión enardecida
Instrumento o existencia, el complemento en cualquiera de los casos
Protectora del débil, del fuerte, y a pesar de cualquier fracaso.


Sublime palabra que se convierte en terror ocasionalmente
Cual mariposa acechada por el gupayó siempre ahí persistente
El estigma indeleble y adherido a las sienes humanas
O también el abrigo apacible que nunca reclamas


Eres el amanecer, el ocaso, las 24 horas del día
Promiscuidad, desilusión, fidelidad y valentía
La virgen absoluta del severo que quizás te espera
Y el himen eterno para la virilidad perecedera


Pensamiento desdeñado que escondes entre las sombras del amado
Intelecto que para cualquiera puede volverse inesperado
Matriz que profanan inconscientes con cada pedrada
Y que hacia María Magdalena también fueron repudiadas.


Eres todo y si tú quieres, nada,
Alegría o si prefieres, tortura desenfrenada
Este es el destino que el creador te dio
Mujer, eres tu, soy yo
.

"LA ILUSTRACIÓN OLVIDADA"

MACHISMO: “Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”
PREPOTENTE: “El que abusa de su poder o hace alarde de él”.

De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica:

- Las mujeres mexicanas suman, en la actualidad, 50.2 millones y representan poco más de 50 por ciento de los 99.6 millones de habitantes del país.
- Los hogares dirigidos por mujeres se han incrementado en los últimos años. En 1997, 19 por ciento de los hogares mexicanos eran jefaturados por una mujer.
- De acuerdo con los datos disponibles, el 26 por ciento de las mujeres rurales de 15 años y más no saben leer ni escribir.
- La tasa de participación femenina en la actividad económica se incrementó de 17.6 por ciento en 1970 (del total de mujeres de 12 años y más) a 31.5 por ciento en 1991 y 36.8 en 1997.

No hay quizá un tema tan controversial para los hombres como el de la lucha por la reivindicación femenina, y al mismo tiempo, tan indispensable y hasta vital, para las mujeres. Decidí presentar algunos puntos previos al desarrollo de mi comentario acerca del contenido del libro “LA ILUSTRACIÓN OLVIDADA”, que quizá representen una forma poco ortodoxa de comenzar, pero tienen su razón de ser, y es que en ellos podemos darnos cuenta de dos cosas muy claras: el papel de la mujer en la sociedad ha cambiado para bien, cierto, pero todavía falta mucho para lograr que hombres y mujeres sean realmente iguales en derechos y obligaciones, tanto en el terreno de la teoría, como en el de la práctica cotidiana, que es la que más sinsabores ha dejado a ellas. Pero de este tema tan cercano a todos nosotros hablaré más adelante.

Por lo pronto, para desarrollar propiamente este escrito, quisiera hacer el recuento de dos de los acontecimientos más destacados de la historia, dentro de la lucha por la liberación femenina, me refiero a la conmemoración del día internacional de la mujer y el decreto del derecho al voto de las mujeres en nuestro país.


El primero de ellos, contrario a lo que podría pensarse, no se trata de un día festivo salido de la nada, sino todo lo contrario, el honor que actualmente tiene se lo ganado a pulso, y esto gracias a las tantas mujeres que arriesgaron hasta la vida por hacer valer sus derechos que desde siempre les han sido negados. Así pues, la decisión de “celebrar” el día internacional de la mujer el 8 de marzo, responde a causas que especialmente nos interesan y que están totalmente contextualizadas dentro del estudio que en este seminario estamos llevando a cabo: la participación femenina durante la Revolución Francesa en 1789; la lucha de una trabajadoras estadounidenses de la industria textil por sus pésimas condiciones de trabajo en 1857, que ocuparon una fábrica en Nueva York en 1908 y quienes pidieron que la jornada de trabajo diaria fuera de 10 horas, en lugar de 16 horas diarias, obteniendo como respuesta la decisión de los dueños de la fábrica de incendiar el edificio, quemándolas vivas (murieron 129 mujeres).

Por otra parte, el 17 de octubre de 1953 apareció en el Diario Oficial de la federación, un decreto en el que se anunciaba que las mujeres tendrían derecho a votar y ser votadas para puestos de elección popular; anuncio éste que fue el resultado de un largo proceso que comenzó muchos años atrás, desde la época de la Revolución Mexicana en el que las féminas tuvieron una participación activa, hasta el 1º de diciembre de 1952, cuando al tomar posesión de la presidencia, Adolfo Ruiz Cortines daba la declaración que ponía fin a la espera: las mujeres podrían disfrutar de los mismos derechos políticos que el hombre.

Ahora bien, quise citar estos dos acontecimientos -dentro de otros más que existen en la historia-, porque lo que ambos tienen en común, junto con la polémica de los sexos en el siglo XVIII es: la génesis de la contienda por la emancipación de la mujer y su lucha ancestral por el reconocimiento de sus derechos naturales.

Pues bien, en esta tónica, tenemos frente a nosotros, dentro del contexto histórico que es representado por la Revolución Francesa y el movimiento de la Ilustración, un tema que provoca muchas impresiones; de manera personal considero que es porque la historia siempre ha sido hecha para y por los hombres (al menos eso es lo que nos han hecho creer), y es por esa causa que me resulta relativamente fortuito conocer el papel tan crucial que tuvieron las mujeres dentro de este acontecimiento histórico que representó el movimiento revolucionario francés (como defensoras acérrimas de sus derechos), cuyo motor fue el pensamiento ilustrado que, para los hombres que lo abanderaron desde el principio, se convirtió en arma de “doble filo”.

A mi entender, son dos los sucesos históricos decisivos que han contribuido a que nuestros ojos permanezcan vendados ante la auténtica realidad, me refiero a la concepción propia de “MUJER” que se gestó en las conciencias de toda la sociedad (incluso en las de las propias mujeres), y el que podría denominar como el boicoteo ancestral al pensamiento feminista.

Dentro del primer aspecto, fueron muchos los personajes que contribuyeron con sus ideas a construir su propio concepto referente a la mujer, quisiera hablar en estos momentos, de los que -particularmente- me parecen sobresalientes.
Primero que nada hay que mencionar a la teoría surgida en el siglo XVII, que puede considerarse como la originaria de los pensamientos posteriores, me refiero a la “teoría de las dos sustancias” (en el marco del Racionalismo), mediante la cual, René Descartes planteaba el dualismo propio del ser humano, ya que según él, éste se encontraba formado por mente y cuerpo; ambos eran independientes y por lo tanto, se podía perfectamente justificar que el intelecto de hombres y mujeres era el mismo.
Pero es a partir de la pauta que ofrece esta teoría, que en el “Siglo de las Luces” propiamente, encontramos primero que nada a Simone de Beauvoir, una de las máximas representantes del feminismo ilustrado, que enarboló la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, naturalmente, denunciando que ambos eran iguales y dando a conocer cuanto podía, todas aquellas manifestaciones del machismo represor en todos los ámbitos de la vida cotidiana; de manera más específica decía que “la mujer no nace, sino que se hace”

Aparecen también, pensadores como Diderot, que justifica sus afirmaciones a partir del imponente peso que en esos momentos tenía el aspecto cultural (y que lo sigue teniendo en la actualidad), afirmando pues, que las mujeres son “organismos en los que el corazón (o diafragma) predomina sobre la cabeza (o cerebro)”. Atribuía además, una sobrevaloración al órgano reproductor femenino o útero, pensaba que era para las mujeres un privilegio poseerlo, pero eso no es lo malo, sino la idea que en esta afirmación subyace, y es que para él, la mujer se reducía a ese simple aparato sexual y le otorgaba tanta importancia que afirmó que determinaba la propia personalidad y el intelecto femenino.

Es gracias a la aparición de la llamada dimensión biologicista de la ilustración -que abanderaba el pensamiento de que las mujeres ya tenían un destino predestinado por la naturaleza, y que por tanto, debían sólo cumplir el papel que les correspondía en la sociedad, como protectoras de hijos y sirvienta del esposo- como apareció en el siglo XIV, el “feminismo de la diferencia”, cuyas defensoras se dedicaron a ensalzar el valor de las mujeres; contrario a las concepciones feministas originadas del racionalismo, rechazaban toda afirmación que supusiera que hombres y mujeres eran iguales, y por el contrario, trataron de destacar la diferencia sexual entre los dos géneros con el objetivo de justificar sus peticiones de protección estatal a toda fémina.
Hablemos entonces de dos representantes de esta nueva corriente, como lo es Luce Irigaray, quien le da un refrescante sentido y significación al tema, ya que afirmó que hombre y mujer son dos “sustancias” diferentes, concediendo un valor especial a la última, decía que al pedir el reconocimiento de una igualdad de géneros, las mismas mujeres estaban renunciando a ese carácter especial con el que nacieron al compararse con los hombres. Shulamith Firestone, por su parte, se avocó a diferenciar entre el pensamiento femenino que consideraba artístico-bueno y el masculino que para ella es técnico-malo.


Como un agregado más a este primer aspecto acerca de las aportaciones que se dieron durante la revolución francesa a la concepción del género femenino, quiero hablar ahora del que se constituyó como “el símbolo del proyecto de la ilustración”: “La enciclopedia”, documento escrito y construido bajo la dirección de Diderot y D'Alembert, que recogió todos los conocimientos científicos, filosóficos y demás, que se produjeron en el siglo XVIII. Pues bien, en el libro ya referido, se nos mencionan una serie supuestos y preceptos ideológicos que fácilmente vemos reflejados en nuestra realidad. Dentro de los que más me llamaron la atención, está el que hace referencia a que las relaciones entre hombres y mujeres son un combate permanente, los primeros con la costumbre de fingir sentimientos y las segundas con esa facilidad o “arte” de inspirar el deseo varonil.
Pues esta idea dada hace algún tiempo no está tan lejos de nuestra vida actual, ya que sobre todo los hombres, con el aumento de las tasas de trabajo femenil y de manera general, con el sobresaliente desempeño de las mujeres en todos los ámbitos (laboral, deportivo, cultural, social, etc.) han llegado a sentir desde siempre que sus esposas, novias, amantes, etc., los humillan al tener un mejor sueldo y mantener a la familia, se les hiere en el “ego” y se sienten obligados a aplastar su machismo, sintiéndose ofendidos por ellos, y a nadie sorprenda que muchas veces esta sea la causa de separaciones o divorcios.

Siempre he tenido la idea de que nadie más que las mujeres tenemos en nuestras manos la posibilidad de hacer valer nuestros derechos y que somos más culpables las víctimas en este caso, que los victimarios (los hombres), o en otras palabras: “los valientes viven, hasta que las cobardes quieren”. Así mismo lo expresa el supuesto de Choderlos de Laclos, cuando dice que la integración de las mujeres a la sociedad, está sólo en sus manos y puede ser llevada a cabo por ellas mismas si así lo quieren y luchan por ello. Aunque es preciso aceptar que muchas mujeres encuentran muchas ataduras y obstáculos al querer revelarse contra su propio esposo o contra la sociedad, ya que no puede negarse ese impedimento que significa lo culturalmente aceptado en cuanto a los roles y estereotipos sexuales.

Y así llegamos a un punto que es medular para describir la situación desventajosa que desde su existencia sobre la faz de la tierra, han padecido las mujeres. Y como partida tomaré la aportación de Madame Lambert, quien en el artículo llamado “Mujer” de La Enciclopedia, pone de manifiesto la influencia de la cultura sobre el trato que se le proporciona a las mujeres, así como expone un “inventario” de prejuicios que la sociedad ha elaborado sobre ellas, gracias a la influencia de las “costumbres”, de los sistemas políticos y de la religión, todas ellas contrarias a la razón. Es este el meollo del asunto: los prejuicios, los dogmas y creencias impuestas desde la aparición del hombre por diversas instituciones o aparatos enajenadoras de las conciencias humanas.

Tal pareciera que hay un gen especial en el ADN de todos aquellos seres humanos nacidos hombres, que los hace sentirse superiores a las mujeres; paradójicamente a su naturaleza, parece también que están programados o predeterminados para ser y ejercer el machismo. ¿Es algo innato, inherente a su conciencia?, ya que en menor o mayor grado, se manifiesta esta actitud hasta en las situaciones que parecen ser detalles desapercibidos. Bueno, ya de manera más racional, diremos que desde que nace, todo “hombrecito” se ve envuelto en toda una red compleja de sentencias, comentarios, acepciones, órdenes e imposiciones que lo adoctrinan para “creérsela”, para estar completamente seguro que como “varoncito” no debe hacer cosas que le corresponde realizar a su mamá, a su hermana, a su esposa, a toda mujer, menos a él, porque de lo contrario puede parecer “marica”, “homosexual”, “mandilón”, y mejor ya no digo más adjetivos.

Todos esos prejuicios, creencias y dogmas de los que hablo, fueron creadas por personas y grupos poderosos que vieron la posibilidad de moldear pensamientos en masa para obtener beneficios eternos, ya que fácilmente, mediante la conformación de una cultural, se reproducirían tales ideas. Y si en esta directriz, hacemos memoria hasta recordar que la institución histórica por excelencia que ha fungido como la “domadora” de las conciencias es la iglesia, entendemos que un manejo de la historia a su antojo pudo influir decisivamente o ser la causa principal por la que, hasta nuestros días “las mujeres estamos como estamos” y me refiero a cómo somos concebidas y poco valoradas por los hombres e incluso por nosotras mismas. Cómo olvidar el posible hecho de que la primera mujer no es quien se menciona en la Biblia, o lo que Dan Brown plasma en su libro “Código Da Vinci”, acerca del desprestigio que la iglesia se ha encargado de hacer a María Magdalena y la información omitida y modificada referente a su matrimonio con Jesucristo. Y es que si no nos esforzamos por analizar estos focos rojos, no nos podremos dar cuenta de las intenciones ocultas que han tenido: la difamación y exclusión de la figura de la mujer de toda la historia cristiana, bíblica o religiosa, que trajo consigo los mismos efectos para todos los ambientes sociales posibles y para las relaciones entre hombres y mujeres, con la correspondiente supremacía del primero.


Así, empezando por el ámbito familiar, los niños y niñas nacidos, son criados y tratados de forma diferenciada para asumir sus respectivos roles sociales; nadie puede salirse de los límites establecidos, porque rompe las reglas y es mal visto por la sociedad, de esta manera es como nuestra cultura nos indica que tenemos que comprar ropa azul para el futuro bebé y color rosa para la bebita que está por nacer; obliga también a las mamás a esmerarse por enseñar a sus hijas a realizar de manera eficiente las labores domésticas, y el buen padre se esfuerza porque los varones sepan llevar a cabo “trabajos pesados” y se preocupen por concluir una carrera profesional ya que es quien tiene que mantener a su familia, si las hijas logran obtener un título profesional, se visualiza como un esfuerzo extra y pues “no está de más” que tenga un buen trabajo, pero su responsabilidad no es sustentar los gastos de su hogar, sino preocuparse por atender a su marido y cuidar a sus hijos.

El matrimonio significa el contrato por el que la mujer suele comprometerse, de manera muy general, a serle fiel a su esposo, a RESPETARLO y a no contradecirlo cuando él toma una decisión, sea el tema que sea, porque no me dejarán mentir: “el papá tiene la última palabra”. Pero mucho antes que estas nupcias se realicen, debe existir el requisito indispensable para que la mujer sea digna de su futuro “dueño”, es precisamente ese “himen eterno para la virilidad perecedera” que califiqué así, como una forma de ilustrar el valor supremo de la virginidad femenina, que a ser sincera, no sé si algún día pasará de moda; caso contrario de la promiscuidad o “debilidad natural” masculina que a casi nadie indigesta por parecer “normal”.

Por si fuera poco el desprestigio histórico de la mujer, tenemos también los términos que nuestros prejuicios nos han llevado a construir, como el del “MALINCHISMO” cuya referencia se encuentra en Malinalli Tenépatl, Marina o “la Malinche”, quien fue la traductora e intérprete entre Hernán Cortés y los indígenas, a partir de la ayuda tan significativa que representó para consolidar la conquista, se dice ahora que los malinchistas son personas traidoras, o que prefieren lo extranjero a lo nacional. No hay que olvidar también el término “chingada” cuya acepción fue resuelta por el mismo Octavio Paz: “Es una representación mexicana de la maternidad”… y para terminar con algunas de las curiosidades manifiestas del maltrato o exclusión que ha sufrido y sufre la imagen de la mujer propongo las siguientes preguntas a manera de reflexión: ¿por qué se dice que tenemos patria y no matria?, a propósito del comentario anterior, ¿por qué en masculino la palabra “chingón” expresa algo sobresaliente, bueno o triunfante y en femenino es una degradación o insulto?, ¿por qué cuando se habla del ser humano de manera general se dice por ejemplo: “el hombre llegó al continente americano y no, la mujer…”?

Y aprovechando este cúmulo de puntos negativos, voy a referirme ahora al segundo gran aspecto que planteé desde el principio como factor que favoreció al desconocimiento del pensamiento feminista y es que el boicoteo a la creatividad, al arte e intelectualidad femenina se dio desde los albores de la historia. Gracias a que las creaciones escritas de las mujeres fueron reprimidas, es que sus opiniones se han calificado como incoherentes, fuera de lugar, erróneas y sin ningún fundamento. Y dentro de este aspecto, la Revolución francesa fue el escenario perfecto en el cual, ellas encontraron las condiciones ideológicas necesarias para hacerse notar, en el que lucharon por dar a conocer sus pensamientos valiéndose del propio lema que abanderó la lucha por la instauración de la República francesa: “Libertad, IGUALDAD y fraternidad”, de la luz que el siglo XVIII trajo a la sociedad, de la supremacía de la razón sobre cualquier prejuicio, dogma, servidumbre o ignorancia siendo esta, el arma de “doble filo” que ya había mencionado; y es que las mujeres se dieron cuenta de que los hombres debían ser los primeros en respetar y hacer realidad los preceptos que ellos mismos habían creado para lograr objetivos predominantemente políticos, de lo contrario, se estarían contradiciendo y actuarían no como ilustrados, sino como personas ignorantes y llenas de prejuicios al no hacer valer los derechos de las féminas.

Como la misma Mirabeau lo menciona: “Hasta que las mujeres no se inmiscuyen (en el movimiento revolucionario) no existe una verdadera revolución”. Pero los varones no darían su “brazo a torcer” tan fácilmente, idearon un discurso a su conveniencia, por ello es que la posición que adoptaron sobre las demandas de las mujeres, siempre estuvo marcada con una ambigüedad que les permitió mantenerse de alguna forma, neutrales y evitando mayores problemas, pero que los dejaba con una indecisión total. Lo que sucedió es que se estaba entre dos concepciones, una de tipo culturalista y otra biologicista. La primera consistía en que las costumbres y prejuicios acerca del papel sumiso de la mujer estaban tan arraigados que la ilustración no los podía arrancar de tajo, pero al mismo tiempo, algo obligaba a los ilustrados a hacer uso de su razón y dejar de lado sus convencionalismos porque de no hacerlo, caerían en una contradicción y perderían credibilidad. Pero aparece también la explicación biologicista, que como ya he comentado, sustentaba la idea de que no se trataba de prejuicios o dogmas, sino de que las mujeres -biológicamente- ya nacían con la misión que hasta esos momentos se les había asignado y por lo tanto, no había de qué preocuparse porque la ilustración no surtía efectos para mejorar su situación.

Pero qué mejor momento para mencionar la aparición de la educación, como la mejor solución para resolver hasta este dilema que se suscitó entre los pensadores ilustrados que luchaban por la instauración de la República francesa pero que al mismo tiempo y gracias a su formación cultural, se mostraban renuentes a reconocer la justa reivindicación de la mujer; así es, se reconoció que la influencia de una instrucción sobre las nuevas generaciones, podría hacer la diferencia, acompañada de un cambio en las leyes claro, pero que la primera debía tener la misión de luchar contra el acervo cultural que la familia y la sociedad le hacen al niño creerse superior a las niñas, proporcionándole formación adecuada para ser capaz de utilizar y consultar su razón para reflexionar y darse cuenta que mujeres y hombres son iguales en derechos y que por lo tanto, la represión hacia ellas es totalmente reprobable en hombres nacidos en pleno “Siglo de las Luces”.


De esta forma, puedo decir que, como ninguna otra, esta lectura que llevé a cabo me fue tan grata y digerible, porque gracias a mi condición natural, pude hacer perfectamente una analogía teórico-práctica del mundo que trajo a mí este libro, con lo que cotidianamente vivo, escucho y veo, todo para darme cuenta desde otra perspectiva, que la situación que vivimos tiene una explicación y origen que a veces necesitamos “leer” para darnos cuenta de ello, para quitarnos “la venda” de los ojos. Ya por último, presento a continuación, el decálogo que en términos muy generales, representa la ideología patriarcal, desde el pasado, hasta el día de hoy:

1. Los hombres son racionales mientras que las mujeres son emocionales.
2. Los hombres son más activos y las mujeres más pasivas.
3. Los hombres son más agresivos y las mujeres más pacíficas.
4. Los hombres tienen grandes necesidades sexuales mientras que las mujeres tienen poco o nulo apetito sexual (las mujeres aman, no desean).
5. Los hombres son físicamente fuertes mientras las mujeres son débiles.
6. Los hombres son ambiciosos; las mujeres, conformistas.
7. Los hombres son egoístas mientras que las mujeres son abnegadas y sacrificadas.
8. Los hombres son psicológicamente fuertes y las mujeres, vulnerables.
9. Los hombres son dominantes y las mujeres son sumisas.
10. Los hombres son independientes; las mujeres, dependientes

domingo, 20 de septiembre de 2009

PROYECTO EDUCATIVO: CONDORCET, RABAUT, DAUNOU, BOUQUIER, Y LE PELETIER (CUADRO 1)...

Uf! Bueno compañeros, en esta ocasión les presento el contenido de los dos cuadros que el profesor Sebastián nos encomendó, como ustedes sabrán, se constituyen como las tareas a desarrollar y comentar para la próxima sesión del SEMINARIO; después de un gran esfuerzo de investigación, revisión y selección de las aportaciones de Condorcet y demás pensadores al campo educativo, por fin puedo presentarles el producto final, espero nos sirva para poder superar cada vez más, nuestros lagunas conceptuales...
PD. Por más que quise, no puede dejar de sorprenderme al descubrir toda la estructura educativa que propuso Condorcet, su obra educativa es tan completa y con aspectos tan vigentes; sin duda, no dejó escapar casi nada... está de veras muy interesante...espero se den el tiempo para darle una revisada, se los recomiendo...
MARQUÉS DE CONDORCET
1. Primero que nada, hizo la distinción entre:
INSTRUCCIÓN: Sería pública o estatal. Actividad institucional potenciada por el poder del Estado y aseguraría la libertad para la educación. Encaminada a aplicárseles a los niños, la nueva generación, como medio para brindarles los conocimientos intelectuales necesarios.
EDUCACIÓN: Nacional. Propia del ámbito familiar y personal. Dirigida en primera instancia a los adultos, adoctrinados por el antiguo régimen y a quienes había que “ilustrar” mediante el fomento de las virtudes.
2. Según sus planteamientos, ésta debía ser:

- Pública: Se constituye para el poder público, como un deber de justicia.
- Liberadora: No solo se encargaría de lograr la intelectualidad entre los ciudadanos, sino que debía enseñar a utilizar la razón para liberar sus conciencias del sometimiento de cualquier tirano.
-Democrática: No estaría al servicio o a las manos de la minoría, sino que ahora sería la mayoría la que podría acceder a ella sin distinción. -Universal: Es decir, extenderse a todos los ciudadanos.
-Gratuita: Después de la primaria, la enseñanza deja de ser rigurosamente gratuita y universal.
-Laica: pues de otro modo, atentaría contra la independencia de las opiniones, que no son las mismas entre todos los ciudadanos.
-Igualitaria: Debe repartirse sin distinción de cualquier tipo.
3. Entre otros, debía tener los siguientes objetivos: -Ofrecer a todos los individuos de la especie humana los medios de proveer sus necesidades, de asegurar su bienestar, de conocer y ejercer sus derechos, de comprender y cumplir sus deberes.
-Asegurar a cada uno la facilidad de perfeccionar su industria, de capacitarse para las funciones sociales, de desarrollar todas las aptitudes que han recibido de la naturaleza.
-Establecer entre los ciudadanos una igualdad de hecho y dar realidad a la igualdad política reconocida por la ley.
-Procurar por todos los medios, ilustrar a todos los ciudadanos que no han podido recibir una instrucción completa o que no la han aprovechado lo suficiente; se debe ofrecerles la facultad de adquirir a cualquier edad, los conocimientos que puedan serles útiles.
-Debe, en sus diversos grados, abrazar un sistema entero de los conocimientos humanos y asegurar a los hombres en todas las edades de la vida, la facilidad de conservar sus conocimientos o de adquirir otros nuevos.
Jean-Paul Rabaut Saint-Étienne


Nació el 14 de noviembre 1743 en Nîmes. Como su padre, se convirtió en un pastor calvinista, y se distinguió por su celo por sus correligionarios, trabajando enérgicamente para obtener el reconocimiento de los derechos civiles que habían sido concedidas por Luis XVI en 1788. Habiendo ganado una reputación con su Historia primitiva de la Grèce, fue elegido diputado a la Estados Generales en 1789 por el tercer estado de Nîmes.
En la Asamblea Constituyente, Rabaut de Saint-Etienne trabajó en la elaboración de la Constitución, que habló en contra del establecimiento de la República, que él consideraba ridículo, y votaron por el veto suspensivo, de posibilidades de reforzar la posición de la Corona. En la Convención, se sentó entre los girondinos, se opuso al juicio de Luis XVI, fue un miembro de la comisión de doce años, y fue proscrito de su partido. Permaneció en la clandestinidad durante algún tiempo, pero finalmente fue descubierto y guillotinado en el diciembre de 1793.
Su proyecto de educación nacional fue presentado en la convención el 21 de diciembre de 1792, en él:

+Hizo la distinción entre instrucción pública y educación nacional. Afirmaba tajantemente: “la primera debe dar las luces, la segunda las virtudes”. La educación nacional debía dársele al niño desde que nace, porque según él, ésta se constituye como una institución para la vida entera; la educación en materia de civismo no se detiene jamás, el hombre debe devenir digno de la revolución y de la igualdad, debe formar los corazones. La educación nacional decía, “es el alimento necesario para todos”.

+Por su parte, afirmaba que la instrucción pública “esclarece y ejercita la mente”, debe dar las luces a los individuos. Y contraria a la educación nacional, es la repartición de algunos.

+Le preocupaba la integración del niño a la sociedad: sostuvo que la instrucción pública exige libros, colegios, academias, instrumentos de cálculo, de métodos, se encierra en los muros; la educación nacional exige circos, gimnasios, juegos públicos, fiestas nacionales, el concurso fraternal de todas las edades y todos los sexos, el espectáculo imponente y dulce de la sociedad humana reunida.