La evolución de la educación desde la época feudal hasta los tiempos modernos...
De todos los textos que nos han tocado leer, es bueno decir que este es el que más me ha llamado la atención, mejor dicho, me sorprendió que los finales (relativamente “felices”) que nos han tocado relatar, en esta ocasión no se hayan suscitado del todo; esto porque hemos venido estudiando cómo la educación ha ido evolucionando mediante políticas emancipadoras que tarde o temprano se convierten en realidad para las sociedades, si bien algunas no se cristalizan de manera total ni eficiente, pero por lo menos vemos cómo se van implementando y cambiando la situación determinada. Me refiero con lo anterior, al caso de Francia y Estados Unidos, pero la diferencia (en cuanto a resultados de reformas educativas) la hace Japón, en la actualidad uno de los principales países industrializados del mundo, y del cual hablaré a continuación, específicamente de la modernización económica-científica que sufrió, así como de la creación de su sistema educativo en la época del imperialismo de Meiji (1868-1912).
Antes de que la modernización llegara a convertirse en una realidad para este país, en la sociedad existían un sin número de escuelas feudales (1604-1868), precisamente porque el modo de producción y gobierno presente era el feudalismo, sólo que tenían las característica de que, como en el posclásico mesoamericano con la sociedad mexica (calmécac y telpochcalli), eran dos los tipos de educación que se le proporcionaba a la sociedad, una primera dedicada a los samuráis (especie de clase noble, gobernante y/o guerrera) y otra para los plebeyos (clase baja, como lo fueron los macehualtin mexicas). Las instituciones existentes que se encargaban de proporcionar esta instrucción se dividieron en cuatro clases:
a) Las escuelas de los clanes: estaba destinada para la élite de los jóvenes samuráis de cada clan feudal, atendidos por el maestro o erudito que practicaba las ideas filosóficas de Confucio, el cual a la vez también fungía como consejero del feudo y administrador de clan. Lo que se enseñaba en estas escuelas era principalmente la moral confuciana, las artes marciales, la historia japonesa y china, caligrafía, composición y etiqueta. El objetivo de esta instrucción era el de formar a los futuros gobernantes de Japón, a los futuros líderes con el carácter necesario para enfrentar tal puesto.
b) Las escuelas locales: Estas instituciones siguieron la dinámica de las anteriores (el mismo currículum), de hecho muchas de ellas se convirtieron en una especie de extensiones de las primeras, fundadas por los señores feudales para que pudieran atender a los hijos de los samuráis que vivieran más alejados del clan feudal. Representaban también, un medio de control ideológico, aseguraba la obediencia de los habitantes de cada villa. Cuando los hijos de los plebeyos ricos representaron una fuente de demanda educativa, el gobierno Tokugawa optó porque éstos asistieran a la misma escuela que los hijos de los samuráis, lo hicieron precisamente en estos establecimientos locales.
c) Las academias privadas: Como su nombre lo dice, este tipo de escuelas eran atendidas por un intelectual que instruía de manera independiente a sus discípulos, esto de acuerdo a sus propias filosofías o teorías científicas. Podían ser en el cualquiera de los niveles: desde escuelas elementales hasta instituciones superiores. Aquí asistían los hijos de los samuráis, así como los de los plebeyos nobles.
d) Las escuelas de escritura: Fueron las instituciones que por excelencia, se ocuparon de atender a los hijos de los numerosos comerciantes que lograron prosperar en su situación económica y que exigieron una educación elemental para sus hijos, por eso, éstas se dedicaron a instruir a los niños en la cultura confuciana y además, aseguraban el que los hijos aprendieran el oficio de sus padres gracias a la formación vocacional práctica que se les asignaba. Después de todo, hubo comerciantes que no sólo enviaban a sus hijos sino también a sus hijas a este tipo de escuelas.
Bueno, pero todas estas escuelas tenían una misión principal, que siempre fue la de inculcar la moral de Confucio a los habitantes del Japón, con el afán de que siguieran creyendo que su obligación era la de obedecer a los gobernantes, a sus señores feudales. Pero así como tuvo sus muchos defectos porque se convirtió en una educación más que dogmática y tradicionalista, también se puede considerar como la base o trampolín para poder lograr la futura modernidad; paradójicamente, en Japón se desarrollaban especialistas en educación con ideas modernas; además, la mayor parte de la población estaba alfabetizada por lo que no sería difícil lograr el primer objetivo.
Tal vez una de las piezas fundamentales para comprender el inicio de esta era moderna y el intento por instaurar un sistema educativo, sea el interés que los japoneses tuvieron por las ideas educativas del occidente del mundo, supieron darse cuenta de que sólo conociendo otras propuestas podrían consolidar lo que necesitaban; así fue como en la época de Meiji se supo que sólo a través de cambiar la educación a un sistema nuevo universal se podía aspirar a modernizar el Estado japonés, y por lo tanto, el modo feudal de producción debía quedar a un lado. De esta forma, se dio una especie de situación dialéctica, donde las ideas y aspiraciones originales del oriente se combinaron con las que fueron retomadas del otro lado del mundo, para que al final se pudiera implantar el nuevo estado y sistema educativo. Esta transformación se dio a través de tres fases principales: primero la adopción de las nuevas ideas pedagógicas e instituciones, luego la adaptación a esas posturas y por último, la sustitución de todas esas teorías y prácticas originales para hacer emerger una nueva versión combinada pero original.
Lo primero que se necesitaba entonces era el cambio de la sociedad feudal, la cual se dio de manera relativamente fácil, aunque existieron combates, pero no se cobraron demasiadas vidas como suele suceder en una transformación de tal magnitud, el resultado de esta lucha fue la declaración, en 1868, de la Carta Juramento de los Cinco Artículos, la cual estipulaba los principios sobre los cuales se basaría el nuevo gobierno imperial japonés: básicamente lo que nos interesa es el hecho de que resaltaba la importancia de la instauración de un sistema educativo como un compromiso a cumplir, para ello, dejaban en claro que deberían de conocer las propuestas que se habían gestado en otras partes del mundo respecto a este tema para fortalecer así, su nueva política.
A partir de este momento se dieron a la tarea de realizar intercambios educativos con las universidades e instituciones educativas de los Estados Unidos, con el objetivo de conocer sus formas de enseñanzas y tecnologías, así como recibir los consejos necesarios de los instructores que llegaron a Japón. Las escuelas norteamericanas se convirtieron en el modelo educativo perfecto para los orientales, para lograr la modernización de su sistema educativo, importaron las ideas que ellos manejaron respecto a la educación. La instrucción del Japón hasta antes de esta etapa había consistido en lograr la moral y dignificación humana, pero lo que ahora planteaba el mayor precursor de la modernización educativa, Yukichi Fukuzawa era que ésta se convirtiera en utilitaria (idea retomada de EE.UU.), es decir, significativa para la sociedad entera y por supuesto para los individuos.
Los maestros y especialistas occidentales y dentro de ellos Fukuzawa, se dieron a la tarea de crear planes para el nuevo sistema a través de la Comisión de Educación de 1868; sobresalió en este tiempo, la creación de la Universidad Imperial de Tokio. Lo que el gobierno imperial quería con todas estos cambios era entre otras cosas, para conservar la unidad nacional siempre conservando la lealtad hacia el emperador, y como ya lo he venido diciendo, preparar el camino para la modernidad. Por otro lado, en 1872 se creó el Código Educativo para crear un sistema educativo moderno a escala nacional coherente las ideas de Francia. Derivado de esto, Japón se dividió en 8 distritos universitarios (cada uno con una universidad), y se crearon múltiples escuelas elementales. Se estableció en este Código también, la educación obligatoria de 8 años, esto para todos los niños y niñas entre 6 y 14 años, promoviéndose el principio de igualdad educativa.
El sistema educativo se iba conformando, la estructura que adquirió consistió en tres niveles de educación: elemental, secundario y superior, la formación académica se aseguraba para los samuráis y la técnica para los plebeyos, aunque cualquier alumno podía asistir a cualquier escuela siempre y cuando sus habilidades fueran las aptas. Las escuelas se fueron multiplicando durante esta etapa pero lo negativo se encuentra en la poca preparación que tenían los maestros para atender a los niños con esta modernidad implantada, cosa que sucedió también en Francia, ya que si recordamos, desplazando a los maestros religiosos por los laicos, éstos últimos mostraron su ineptitud en su desempeño áulico.
Los intercambios y misiones educativas continuaron en 1872 con el viaje que comando Tomomi Iwakura a los Estados Unidos para observar el desempeño de las escuelas de occidente, se escribieron muchos textos con el resultado de las anotaciones hechas, así como de los consejos que ofrecieron los instructores extranjeros, más tarde se utilizarían como guías de capacitación para los maestros japoneses. Después de este viaje, las propias construcciones de escuelas en Japón siguieron el prototipo de las estadounidenses.
Al estar influidos por los principios educativos de los Estados Unidos, automáticamente los japoneses se enfrentaron a las propuestas de Pestalozzi, que sostenía que se debe de respetar el desarrollo natural del niño en lugar de imponerle dichas formas, habló también del método objetivo que rechazaba los tradicionales. De aceptarse como válido estos principios, ya no habría espacio para la forma en que los orientales veían al niño, como un recipiente al que había que llenar de conocimientos; precisamente el primero que introdujo en este país la metodología de Pestalozzi fue Marion M. Scott, fue así como dentro de poco, las ideas de este pensador se fueron convirtiendo en un referente para organizar y mejorar la educación elemental. Con lo que tal vez no se contaba era con que la población rural se opondría a tales transformaciones, pensaban que al hacer uso de las ideas Pestalozzi se estaba atentando contra los valores familiares tradicionales, la propia escuela no fue aceptada por estos habitantes y la pobreza que se vivía les dio más motivos para poder rechazar una educación que no era gratuita. Para acabar con este problema se pensó en la descentralización (que una junta escolar en cada pueblo se hiciera cargo de su escuela), pero viendo los malos resultados y consecuencias de ello, se descartó por completo.
Debido a estos problemas, la política educativa moderna se vio en riesgo, los principales precursores de ésta fueron atacados por los conservadores y representantes del confucionismo, la situación se fue deteriorando, algunos se fueron de Japón, otros renunciaron cuando vieron que ya era difícil seguir con sus ideales, y así fue como terminó el primer periodo de la reforma liberal y de la influencia de Estados Unidos sobre la educación japonesa. Se adoptaron primero y luego se adaptaron las ideas externas a la propia realidad japonesa, no se consolidó como tal, pero se había comenzado con una tarea, la influencia y la huella que habían dejado los estadounidenses era evidente aunque ahora se tratara de volver al inicio, a la moral confuciana.
Así fue entonces como comenzó otra etapa, en la que Motoda se encargó de devolver al pueblo la moral de Confucio, autorizó sus propios textos y los distribuyó en las escuelas, dejando a un lado las ideas de Pestalozzi, querían lograr la modernidad para su país, pero sin perder el control sobre la población; las ordenanzas de Motoda y Mori fueron las que colocaron a la moral como parte medular de la enseñanza y plan de estudios, se introdujo la instrucción militar, el segundo de ellos, organizó al sistema educativo moderno en: universidades, escuelas elementales (de 8 años de duración, cuatro de ellos eran obligatorios), escuelas intermedias (con un ciclo de 5 y otro de 2 años) y escuelas normales, todo un sistema completo. Las escuelas tenían la misión de: conservar la lealtad al Estado-emperador, mejorar la capacidad productiva y ofrecer la instrucción militar. Se enseñaría la moral nacional por encima de la individual o personal.
A las escuelas normales se les encomendó preparar a maestros con la misión de educar a los niños con el sentimiento nacionalista, estaban subsidiadas por el Estado. Desgraciadamente, la versión japonesa del sistema educativo de los Estados Unidos se convirtió en un arma para el logro de las intenciones dominadoras del Estado, era una educación autoritaria, eran fuertemente controladas por este organismo y para nada se considera como utilitaria, sino fuertemente moral y nacional. La escuela elemental estaba asegurada para todos los niños sin distinción, pero la secundaria sólo podía ser para los grupos más acomodados, la élite superior de la sociedad, futuros gobernantes. Estos nuevos instructores no veían ningún beneficio al utilizar la filosofía de Pestalozzi, por eso utilizaron la de Herbart, en la cual la misión reconocida para la educación era la de enseñar moral conservando la herencia cultural; al hacer uso de ella, no era necesario cambiar nada ni despojar a nadie del poder, por eso todos la aceptaron. El maestro, por su parte, tenía todo el poder sobre los alumnos.
Para culminar con esta etapa que sufrió Japón, se dio a conocer el Decreto Imperial sobre Educación en 1890, el documento más importantes de la historia moderna de Japón. Dentro de este texto se ponía de manifiesto que la base de toda la educación era la doctrina de la veneración al emperador, sustentada con la filosofía confuciana del deber de obediencia a los superiores. Este decreto se volvió el credo de todos los estudiantes, fue aprendido y recitado por todos, los maestros fueron el instrumento perfecto para seguir dogmatizando las mentes de los alumnos conforme a este pensamiento, coartando sin duda, la libertad de pensamiento, enseñanza e investigación de todos: maestros, alumnos y pueblo entero.
Actualmente, a pesar de no ser obligatoria, el 90% de la población asiste a la educación secundaria en Japón, más de 2,5 millones de estudiantes continúan estudiando en universidades y colegios, lo que nos habla de un sistema educativo que ha perdurado a través de los años y que a simple vista no pareciera tener mucho problema, lo que sí es cierto es que como ya se ha dicho, al menos a mi parecer, el resultado de esta modernización educativa no es para nada el mejor.