domingo, 20 de septiembre de 2009

Jean-Paul Rabaut Saint-Étienne


Nació el 14 de noviembre 1743 en Nîmes. Como su padre, se convirtió en un pastor calvinista, y se distinguió por su celo por sus correligionarios, trabajando enérgicamente para obtener el reconocimiento de los derechos civiles que habían sido concedidas por Luis XVI en 1788. Habiendo ganado una reputación con su Historia primitiva de la Grèce, fue elegido diputado a la Estados Generales en 1789 por el tercer estado de Nîmes.
En la Asamblea Constituyente, Rabaut de Saint-Etienne trabajó en la elaboración de la Constitución, que habló en contra del establecimiento de la República, que él consideraba ridículo, y votaron por el veto suspensivo, de posibilidades de reforzar la posición de la Corona. En la Convención, se sentó entre los girondinos, se opuso al juicio de Luis XVI, fue un miembro de la comisión de doce años, y fue proscrito de su partido. Permaneció en la clandestinidad durante algún tiempo, pero finalmente fue descubierto y guillotinado en el diciembre de 1793.
Su proyecto de educación nacional fue presentado en la convención el 21 de diciembre de 1792, en él:

+Hizo la distinción entre instrucción pública y educación nacional. Afirmaba tajantemente: “la primera debe dar las luces, la segunda las virtudes”. La educación nacional debía dársele al niño desde que nace, porque según él, ésta se constituye como una institución para la vida entera; la educación en materia de civismo no se detiene jamás, el hombre debe devenir digno de la revolución y de la igualdad, debe formar los corazones. La educación nacional decía, “es el alimento necesario para todos”.

+Por su parte, afirmaba que la instrucción pública “esclarece y ejercita la mente”, debe dar las luces a los individuos. Y contraria a la educación nacional, es la repartición de algunos.

+Le preocupaba la integración del niño a la sociedad: sostuvo que la instrucción pública exige libros, colegios, academias, instrumentos de cálculo, de métodos, se encierra en los muros; la educación nacional exige circos, gimnasios, juegos públicos, fiestas nacionales, el concurso fraternal de todas las edades y todos los sexos, el espectáculo imponente y dulce de la sociedad humana reunida.

1 comentario:

  1. Hola Albita, que bien ya encontré las aportaciones que hacían falta, las organizaste de forma independiente, muy bien, se nota que le estás dedicando tiempo a las lecturas, tus aportaciones están muy completas. felicidades

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