domingo, 20 de septiembre de 2009



Michel Le peletier de Saint Fargeau:
(1760-1793)


Fue un político francés, nacido específicamente en París. Entró en la política al convertirse en abogado; en 1789 fue elegido para el Parlamento de París, y en ese mismo año se convirtió en diputado de la nobleza a los Estados Generales.

En este tiempo, compartía las opiniones conservadoras de la mayoría de su clase, pero poco a poco sus ideas cambiaron y se hizo muy avanzada. El 13 de julio 1789, exigió la retirada de Necker, cuya destitución por el rey había despertado gran expectación en París, y en la Asamblea Constituyente se había trasladado la abolición de la pena de muerte, de las cocinas y de marca, y la sustitución de la decapitación para colgar.
Esta actitud le valió una gran popularidad, y el 21 de junio 1790, se hizo presidente de la Asamblea Constituyente.

Durante la existencia de la Asamblea Legislativa, fue elegido Presidente del Consejo General para el departamento de Yonne, en 1791. Posteriormente fue elegido por este departamento para ser diputado a la Convención. Aquí estaba a favor del juicio de Louis XVI de la Asamblea y fue un voto decisivo para la muerte del rey.


Le peletier se centró principalmente en una reforma revolucionaria de la educación, que a grandes rasgos tiene las siguientes características:

+ Su idea era una educación espartana: todas las personas, hombres y mujeres, se enseñan en las escuelas dirigidas por el Estado. Se les enseñan las ideas revolucionarias en vez de la historia, ciencia, matemáticas, idioma y religión. Su plan de educación fue apoyado por Robespierre y sus ideas fueron tomadas en los regímenes posteriores.

+Su proyecto consistía, en otras palabras, en una “educación común” que prometió resolver de manera revolucionaria, rápida y radicalmente todos los problemas derivados de la lucha armada, decía que subsanaría todos los obstáculos, haría fáciles todos los planes más perfectos de la educación y haría realidad todas las instituciones.

+Propuso fundar una educación verdaderamente nacional, republicana, igual y común para todos, la única capaz de regenerar, a la especie humana, ya sea por sus dones físicos o por su carácter moral.

+Se dedicó especialmente a la educación primaria. En este rubro, apoyó en extremo la tendencia igualitarista y estatal; el plan reflejaba también, sobre todo, la desconfianza en un medio familiar que para él es tradicionalista, y por lo tanto, era necesario aislar al niño de éste.

+La influencia de la familia debería ser compensada por un universo artificial creado y vigilado por el Estado, modelo de la sociedad futura y semillero del “hombre regenerado”.

+Su plan estableció en principio que el niño pertenece a la patria; que los padres, de alguna manera, son solo los depositarios. Estableció que todos los niños, desde los 5 años hasta los 12, serán educados en común a expensas de la República y todos, bajo los principios de la equidad, llevarán la misma vestimenta, recibirán la misma alimentación, la misma instrucción y los mismos cuidados.

+Separados de sus familias, los alumnos serían distribuidos en casas comunes, mitad cuarteles, mitad internados. Los locales que se utilizarían son los antiguos conventos o los viejos castillos acondicionados para tal práctica educativa.

+Afirmaba que los niños: “vivirán en todas partes bajo el mismo régimen de las “casas de igualdad”, formarán otros tantos islotes habitados por “hombres nuevos”.

+Su plan previó una escuela para cada sección en las ciudades y una para cada cantón en el campo. Contemplando con esto, que se construiría “un universo escolar transparente y cerrado en sí mismo, estrechamente vigilado, donde todo lo que debe componer la República estará inspirado en el modelo republicano”.


+Los alumnos estarán vestidos de la misma manera y su alimentación será la misma, todo ello “restringido a lo absolutamente necesario”. Aprenderán a leer, a escribir, a contar y a medir, pero también los principios de la moral, así como “las más hermosas narraciones de la historia de los pueblos libres y de la Revolución”.

+Según sus propias palabras, su proyecto tendría como resultado: “Una raza renovada, fuerte, trabajadora, reglamentada, disciplinada, separada por una barrera impenetrable del contacto impuro de nuestra sociedad caduca”. Sus ideas hacían ver que la tarea de llevar a buen término la regeneración de la nación también recaería en los niños.

+ En las “casas de educación nacional”, la formación del hombre tiene por base el trabajo manual, “la costumbre del trabajo”, la creación de este gusto, de esta necesidad, de ese hábito de trabajo. Se prevén sanciones sociales (aislamiento, humillación pública para los alumnos cuyo rendimiento no alcance la “norma”).
A partir de los 12 años los adolescentes más dotados escalan por concurso, los diferentes grados de la instrucción: escuelas secundarias, institutos y liceos. Los que están destinados a las profesiones manuales “no hay que encerrarlos” en las escuelas, hay que distribuirlos por los distintos talleres, por la superficie de los campos”. La autoridad de los padres, puesta en entredicho por la institución de internados obligatorios se encuentra en parte restablecida por la creación de consejos de padres de familia, encargados de la gestión y de la vigilancia de las casas de educación nacional.

+Su proyecto desató entusiasmo como desconfianza. Se reprochaba al proyecto de Le peletier el ser utópico e idealista, sobre todo por el hecho de tratar de usurpar “los sagrados derecho de los padres”. Desarrollar una “educación forzada”, es decir, obligatoria, representaba un riesgo particularmente grave, pues se pondría en contra de la República a “los padres y las madres de todas las clases sociales”.

+La obligación era tanto el elemento esencial del proyecto como su obstáculo principal. La convención votó por la creación de las “casa de igualdad”, pero su asistencia a ellas era optativa. Como resultado de esto, el proyecto no vio siquiera un principio de realización.

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